Así me siento, como un pez fuera del agua. A ver, creo que es justo y necesario explicar este cambio de energía y ánimo que he vivido desde que egresé de mi carrera.
Desde que terminé mi examen de título y me dieron el resultado, un par de cosas cruzaron por mi cabeza: alivio por haber superado esa prueba, felicidad por ser ya una psicóloga y expectación por lo que vendría en el futuro. Los días fueron pasando y yo aproveché al máximo ese tiempo libre: me puse al día con varios libros sin terminar, contacté y visité a muchas personas que extrañaba y tenía un poco abandonadas, tomé las vacaciones que no había podido tomar en estos últimos dos años y viajé, viajé, viajé aprovechando al máximo cada experiencia. Hasta ahí todo bien, el problema comenzó cuando volví a mi casa a radicarme totalmente. Y digo radicarme porque estudié los cinco años y medio de carrera en Concepción, por lo que tuve que vivir fuera de mi ciudad natal la mayor parte del tiempo.
El shock fue inesperado, aunque predecible por lo que ya lo han vivido: me sentía una extraña en mi propia casa, esto acrecentado con la falta de un horario de trabajo definido y la ausencia de personas que han sido importantes para mí: mi novio, que vive y estudia en Concepción; mis amigos de la U, que luego de titularse se dispersaron por todo el país; mis amigas del colegio, quienes trabajan y tienen poco tiempo libre y/o trabajan en otras ciudades, y en general todo lo que se obtiene viviendo sola: libertad de pensamiento, acción y omisión. Claro, si no lavaba los platos ellos estarían esperándome a mi regreso, pero no tenía la presión de los padres, que piensan que cuando vuelves a tu casa retrocedes en el tiempo y de nuevo tienes 14 años y espinillas en la cara...
Esto, como les anticipé antes, creó en mí la sensación de ser un pollo en corral ajeno, sentirme una desadaptada a las reglas familiares y fue el caldo de cultivo para el regreso de un estado de ánimo frágil y depresivo, el cual ya sentía superado. A veces siento que cuando encuentre un empleo podré volver a la rutina a la que estaba acostumbrada (más o menos) pero mientras ocurre eso... dónde entierro la cabeza?
Creo que este "síndrome del hijo que vuelve al nido" lo estudiaré a fondo para ayudar, no sólo a mis pares, sino a mí misma, pues estoy demasiado desconcertada, triste y hasta desesperanzada de mi futuro pasar. Alguien tiene una oferta para una psicóloga que se está volviendo loca de no hacer nada?
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